La especialidad de Aparato Digestivo se centra en el estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades que afectan al sistema digestivo y a los órganos glandulares asociados. Este sistema incluye el esófago, el estómago, el intestino delgado, el colon, el recto, el ano, el hígado, las vías biliares y el páncreas, todos ellos fundamentales para la digestión, la absorción de nutrientes y la eliminación de desechos.

Esta disciplina médica aborda tanto patologías agudas como crónicas, de origen inflamatorio, infeccioso, tumoral, funcional o autoinmune. Entre ellas se encuentran enfermedades como la gastritis, la enfermedad inflamatoria intestinal, la hepatitis, la cirrosis, los trastornos biliares, el cáncer digestivo y las alteraciones pancreáticas. El abordaje clínico puede incluir pruebas diagnósticas como la endoscopia, la colonoscopia, la ecografía abdominal, la resonancia magnética y análisis específicos de función hepática o digestiva.

Además de tratar las enfermedades que afectan directamente al aparato digestivo, esta especialidad también estudia las repercusiones que dichas patologías pueden tener sobre el resto del organismo. Del mismo modo, analiza cómo las enfermedades sistémicas —como la diabetes, las enfermedades autoinmunes o ciertos trastornos neurológicos— pueden influir en el funcionamiento del sistema digestivo.

La atención integral al paciente incluye no solo el tratamiento médico o quirúrgico, sino también el acompañamiento en procesos de rehabilitación digestiva, el seguimiento nutricional y la educación para la prevención de recaídas o complicaciones. Por su carácter transversal, la especialidad de Aparato Digestivo colabora estrechamente con otras áreas médicas como la cirugía general, la oncología, la endocrinología y la nutrición clínica, garantizando un enfoque multidisciplinar y personalizado.