LA VELA QUE NORMALIZA LA DIVERSIDAD

La vela adaptada es una de las actividades que el Club Náutico de A Coruña lleva ofreciendo desde hace 11 años. La finalidad principal es mejorar el nivel emocional y físico de las personas con diversidad funcional. En el club se ofertan diferentes disciplinas náuticas de ocio inclusivo adaptadas a personas con algún tipo de discapacidad, como la vela adaptada, el kayak o los talleres relacionados con actividades marítimas.

Hay varios tipos de barcos adaptados en función de la necesidad de cada grupo. Curro Jiménez, uno de los monitores del Náutico que suele acompañar a los usuarios de Pai Menni de Betanzos, insiste en la importancia de este tipo de actividades en beneficio de los usuarios. Entiende que la hora y media de vela les sienta muy bien, puesto que rompe con su monotonía y les obliga a permanecer activos y en contacto con la naturaleza.

Para Jiménez esta es una ocupación muy agradecida para él mismo, y aunque la adaptación al club y al mar es progresiva, ahora ya «son uno más y están integrados». El trato respecto a los demás alumnos varía en que el «trato con estos chicos es más cordial y pausado, puesto que al no competir no es necesario estar a gritos para dar indicaciones. Ellos son muy agradecidos».

Pai Menni, el centro de Betanzos que atiende a personas con diversidad funcional, lleva navegando con ellos más de cuatro años. Cada martes dirigen el timón del velero alrededor de la ría. Aunque la ruta se va modificando, es casi parada obligatoria en el puerto para escoger entre los barcos atracados. Katia Rodríguez, la encargada de las actividades deportivas del centro, destaca que estas sesiones mejoran el nivel físico y emocional, incentivando las relaciones entre compañeros y lo más importante es que disfrutan mucho con esta actividad.

Los usuarios de Pai Menni no solo acuden a esta actividad, forman parte de la Liga del Norte, una agrupación de asociaciones de la comarca que suelen organizar actividades para mejorar la socialización de sus usuarios. Katia defiende que la actividad física para estas personas es primordial, pues mejora su calidad de vida, aumentando su autoestima y sintiendo motivación por las cosas. Para ella, con estas sesiones se contribuye a dar visibilidad a este colectivo, normalizando la vida de las personas con diversidad funcional. Sin embargo, «lo ideal es que poco a poco las personas con y sin necesidades especiales compartan actividades, fomentando así la inclusión en la sociedad».

 

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