Con motivo del día europeo de la Protección de datos queremos compartir la nueva Guía de Protección de Datos en Hermanas Hospitalarias, un documento que tiene como objetivo orientar a los que formamos parte de la Institución sobre cómo pedir, tratar y proteger esa parte de la intimidad de las personas que es la información que nos entregan, denominada en las leyes actuales “datos personales”.
Las personas a las que atendemos en nuestra Institución y las que trabajan en nuestros centros, siempre y en todo lugar, van a tener que entregar información sobre si mismas para que podamos realizar las tareas asistenciales y administrativas correctamente.
Los contenidos de esa información necesaria varían mucho. Van desde los simples datos para identificar con nombre y apellidos a la persona usuaria o a la trabajadora, hasta los relatos más íntimos de quienes sufren una enfermedad mental.
El deber de proteger la intimidad se ha llamado de varias maneras: deber de reserva, secreto profesional o deber de confidencialidad, y ha formado parte de la cultura institucional; hoy hemos llegado a llamarlo el derecho de protección de datos personales de la mano de la bioética y su defensa de la autonomía de las personas asistidas. Todo ello tiene su reflejo en la legislación europea, latinoamericana y de muchos países del mundo.
La guía define, a modo de glosario, los conceptos básicos que se utilizan y detalla los principios de protección de datos estableciendo primero su descripción, después las directrices o deberes que generan y, por último, algunos ejemplos y dudas frecuentes sobre estos principios. Después detalla los derechos de las personas que ceden la información sobre sí mismas y se completa con tres anexos: las preguntas habituales que tenemos que hacernos, a modo de seguimiento de la implantación de la guía en el medio asistencial; un esquema que constituye un resumen de los principios, derechos y deberes; y, por último, la relación de las leyes de los países en los que está nuestra Institución.
Proponemos que su puesta en práctica constituya un signo revelador del respeto a la intimidad de cada persona, sea cual sea su perfil y situación, en la atención hospitalaria y en las relaciones laborales; y un indicador de la calidad humana que reviste también las actividades técnicas de la Hospitalidad.