Nuestra sensibilidad a favor de los enfermos y necesitados se hace acción efectiva de carácter servicial en nuestros dispositivos socio-asistenciales.
Su persona ocupa la centralidad de nuestra organización. Ellos son la razón de nuestros centros. Nuestros planteamientos y programas están pensados en función de ellos; la finalidad de nuestra Institución es su atención y cuidado. Las estructuras, la vida y la acción giran en torno a ellos. En nuestro proyecto todos y todo está a su servicio.
En nuestra tarea vivimos una relación interpersonal que trasciende la relación impersonal de mercado; nos comprendemos y trabajamos para ellos sin instrumentalizar su necesidad a nuestro beneficio.
Esta misión de servicio es el sentido genuino del origen de nuestra Obra, es la voluntad de nuestros Fundadores, forma parte de nuestra tradición, compromete nuestra presencia en ámbitos y en países de necesidad y desatención, y permanece como orientación de futuro.
Consideramos a los atendidos miembros iguales de la gran familia humana y miembros de la misma comunidad hospitalaria de cada centro; la visión evangélica de la humanidad refuerza esta comprensión antropológica.