XXVIII JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA, OCHO DESAFÍOS DE LA VIDA RELIGIOSA HOY

El 2 de febrero celebramos la Jornada de la Vida Consagrada y queremos felicitar a todas las Hermanas que en este día celebran con gozo la llamada de Jesús a la vida hospitalaria. Una jornada que se celebra bajo el lema «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad». 

Hoy, inspiradas en esta jornada, reflexionamos sobre 8 desafíos de la vida religiosa.

  • Identidad. Vivir desde las raíces de nuestra vida consagrada hospitalaria. Jesús nos llama personalmente y nos comunica el don particular de la caridad hospitalaria para el bien de los hermanos en la Iglesia.
  • Cuidado. Velar por un acompañamiento personal de cada hermana, según el momento vital en que se encuentre. Trabajamos por potenciar entre nosotras y en las comunidades la unión de corazones. Cuidamos la formación y promovemos el diálogo intercultural acogiendo los matices de cada cultura. 
  • Intercongregacional. Nos sentimos comprometidas en la obra de la Iglesia y llamadas a trabajar en sinodalidad, abriendo espacios de reflexión y trabajo compartido con otras instituciones de la misma. 
  • Misión compartida. Profundizar en la misión compartida entre laicos y hermanas. Es un compromiso que va más allá de delegar funciones y responsabilidades. Todos los que colaboran en la misión hospitalaria contribuyen, de alguna manera, en la misión sanadora de Jesús.  
  • Decrecimiento. Vivir con sentido Pascual el momento de decrecimiento vocacional. «Volver a nacer» implica abrir la mirada y confiar en el Dios de la misericordia que sigue velando por la humanidad doliente y abre caminos de esperanza. 
  • Cultura vocacional. Vivir desde el agradecimiento y con gozo el don de la vocación. A ejemplo de nuestras fundadoras, despertar en los jóvenes el deseo de seguir a Jesús desde el testimonio de comunidades fraternas, sencillas, alegres y entregadas al servicio de la hospitalidad. 
  • Conectar con la realidad. Nuestra Congregación nació en un mundo diferente. Ante una sociedad cambiante, estamos llamadas a renovar, recrear y redefinir la Vida Religiosa hospitalaria, a seguir siendo artesanas de hospitalidad hoy. 
  • Presencia. En fidelidad al carisma, somos protagonistas de hospitalidad llevando el amor misericordioso de Dios a las personas con enfermedad mental y discapacidad intelectual y física, primeros destinatarios de nuestro apostolado. Respondemos a otras necesidades, allí donde la vida está amenazada, dando preferencia a los más pobres. 

Feliz jornada de la vida consagrada para todos y todas que hacéis de este mundo un mundo mejor.

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