La Fundación Hospitalarias hunde sus raíces en la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en 1881 en Ciempozuelos (Madrid) por dos jóvenes granadinas, María Josefa Recio y María Angustias Giménez junto a San Benito Menni, sacerdote italiano de la Orden de San Juan de Dios, quien había restablecido la orden hospitalaria en España.
Desde sus inicios, la Congregación quiso dar respuesta a la situación de abandono sanitario y exclusión social que sufrían las personas con problemas de salud mental, especialmente las mujeres, quienes se encontraban abandonadas a su suerte en la calle. Y lo hicieron bajo la guía de unos valores que siguen rigiendo nuestra labor a día de hoy: hospitalidad como valor central, humanidad en la atención, sensibilidad por los excluidos, servicio a los enfermos y necesitados, calidad profesional, salud integral, ética en la actuación, acogida liberadora y conciencia histórica.
Los comienzos fueron particularmente difíciles. Era un proyecto de gran magnitud debido a la carencia de una adecuada asistencia sanitaria, pero a la muerte de San Benito Menni, en 1914, ya se habían creado 22 grandes centros entre asilos, hospitales generales y hospitales psiquiátricos.
Con los años, la Congregación pasó de un modelo de asilo a un modelo clínico-biológico, para luego evolucionar al modelo asistencial rehabilitador y comunitario por el que hoy apuesta la Fundación Hospitalarias.
Un legado hospitalario que vivimos con orgullo
Actualmente, en la Fundación continuamos la actividad asistencial iniciada por las Hermanas Hospitalarias para proporcionar acogida, asistencia y cuidado especializado a personas con enfermedad mental, discapacidad psíquica y física y otras enfermedades, priorizando a personas en situación de mayor vulnerabilidad.
Y lo hacemos siempre bajo una identidad común, basada en unos valores y una cultura que siempre han definido a nuestra institución.