Los hogares funcionales para personas con daño cerebral adquirido son un recurso residencial especializado que ofrece atención integral a personas que, tras sufrir una lesión cerebral, presentan una dependencia funcional significativa que afecta a su autonomía, su entorno familiar y su participación social.
Este tipo de vivienda, de carácter sociosanitario, está diseñada para acoger a un número reducido de personas en un entorno seguro, accesible y adaptado, donde se promueve el desarrollo personal, la recuperación funcional y la integración comunitaria. El objetivo principal es mejorar la calidad de vida de las personas atendidas, favoreciendo su autonomía en las actividades básicas de la vida diaria y potenciando sus habilidades sociales.
La atención se organiza a través de planes personalizados, elaborados y supervisados por un equipo multidisciplinar especializado en rehabilitación neurológica, intervención psicosocial y cuidados asistenciales. Este equipo trabaja de forma coordinada para garantizar una intervención ajustada a las necesidades reales de cada persona, incluyendo programas de apoyo emocional, mantenimiento físico, estimulación cognitiva, ocio y tiempo libre, y acompañamiento en el entorno comunitario.
La metodología aplicada es activa y centrada en la persona, lo que significa que cada usuario es protagonista de su proceso de recuperación. Se fomenta la participación en actividades grupales e individuales que permiten retomar rutinas, fortalecer vínculos y recuperar el sentido de identidad y pertenencia.
Además, se trabaja en estrecha colaboración con los servicios sociales, sanitarios y familiares, facilitando una transición positiva y segura desde el entorno hospitalario o familiar al recurso residencial, y promoviendo la continuidad de cuidados.
Este modelo de hogar funcional representa una alternativa innovadora y humanizada en la atención al daño cerebral adquirido, ofreciendo un espacio de convivencia, rehabilitación y acompañamiento, donde cada persona puede reconstruir su proyecto de vida con dignidad, apoyo y oportunidades reales de inclusión.
Personas con DCA mayores de edad que tienen un grado de discapacidad que les permite cierta autonomía en algunas actividades de la vida diaria y parte de las instrumentales.
Todos ellos deben cumplir además una serie de requisitos que se especifican a continuación:
- Tener edades comprendidas entre los 18 y los 65 años.
- Estar en fase crónica, es decir, presentar secuelas estables tras la fase de rehabilitación aguda y subaguda.
- Disponer de inquietudes y necesidad de independencia del hogar habitual.
- Tener cierto grado de autonomía en las actividades básicas de la vida diaria, que requieran algunos niveles de supervisión o asistencia, y sin déficits físicos muy limitantes o que éstos puedan solventarse con ayudas.
- Contar con el respaldo y apoyo familiar.
En cuanto a los criterios de exclusión:
- Que el usuario/a se encuentre en estado vegetativo.
- Presentar trastornos de conducta que alteren la convivencia y requieran una supervisión continua.
- Requerir de cuidados complejos (necesidad de supervisión y apoyo constante).
- Necesitar cuidados médicos propios de un centro sanitario.
El número total de usuarios/as beneficiarios/as de este proyecto es de un máximo de 10.
Hasta que cumplan los 65 años o su nivel de dependencia suponga la necesidad de cuidados complejos (necesidad de supervisión y apoyo constante) o cuidados médicos propios de un centro sanitario.
Fomentar la normalización e integración de las personas con daño cerebral adquirido, de forma organizada y profesional, ofreciéndoles alojamiento y manutención, garantizándoles una atención integral, desde un enfoque biopsicosocial, prestando servicios de atención personal y de carácter sociosanitario.