“Cuando una mujer con un diagnóstico psiquiátrico denuncia violencia de género, la desconfianza hacia su relato es absoluta”

María Amores es psicóloga de la Fundación Hospitalarias Arturo Soria (anterior Clínica San Miguel – Línea de Rehabilitación Psicosocial) y Coordinadora de la Comisión de Mujer y Género de Fundación Hospitalarias Arturo Soria.

Como muchas otras personas, María Amores explica que no nació “feminista” ni “como psicóloga tenía conocimientos suficientes y adecuados para la detección e intervención sobre la violencia de género”. Fue a raíz de un caso de una mujer con distimia [una forma de depresión] que tenía serios problemas de autonomía, cuando fue consciente del alcance de este problema: “Al poco de conocerla nos fuimos dando cuenta de que lo que le sucedía era que era una mujer maltratada, devastada y anulada por años de machaque psicológico de su marido”. Por ese motivo, en el año 2014 decidió realizar un posgrado de Violencia de Género. Y, desde ese momento, ya no ha dejado de formarse en este tema.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer (8M), hemos hablado con ella sobre la violencia de género en mujeres con trastorno mental grave.

  1. ¿De qué hablamos cuando decimos que una persona tiene un trastorno mental grave?

Más allá de los diagnósticos que podemos usar las profesionales, y que algunas personas conocen, como psicosis, esquizofrenia o trastorno bipolar, lo más definitorio de lo que es un trastorno mental grave es que afecta a la funcionalidad psicosocial de una persona en áreas centrales de su vida, como las relaciones sociales, la ocupación del tiempo, el cuidado personal y de otras personas, el afrontamiento de las dificultades de la vida diaria y/o de eventos estresantes, etc. Y que es una problemática que no es puntual o esporádica, sino que tiene cierta estabilidad en el tiempo.

  1. ¿Qué características específicas tiene la violencia de género en mujeres con trastorno mental grave? ¿Nos puedes poner un ejemplo?

Si tuviera que destacar una sería la falta de credibilidad. La desconfianza en el relato de una mujer que denuncia violencia es algo generalizado y prueba de que el machismo está más instaurado de lo que nos suele gustar reconocer. Cuando la que denuncia o relata la violencia es una mujer con un diagnóstico psiquiátrico, esa desconfianza e invalidación del relato es prácticamente absoluta.

El estigma hacia los trastornos mentales sigue estando muy presente en nuestra sociedad y en este tema es clave. No podemos tampoco obviar que la psiquiatría no tiene un buen pasado en el tratamiento de los problemas de salud mental de las mujeres, pues siempre ha tendido a individualizarlos («es una histérica») o a ocultarlos. En los siglos pasados, se recluía a las mujeres en instituciones psiquiátricas cuando no cumplían las expectativas de la época como «buenas mujeres» o cuando denunciaban las violencias que sufrían en sus entornos.

  1. ¿Consideras que este tipo de violencia es suficientemente conocida? ¿Cómo influyen los estigmas asociados a la salud mental en su identificación?

 No, en absoluto. Además de lo ya comentado, hay otra serie de prejuicios que operan en la invisibilización de este problema. En primer lugar, siguen presentes prejuicios muy paternalistas hacia las personas que tienen un problema de salud mental grave, considerando que no pueden estar en pareja y/o que no tienen ningún interés en estarlo. Por ese motivo se cree que las mujeres con un trastorno mental grave no sufren esta violencia porque no están en situación de pareja. Esto ya sabemos que es totalmente falso. Claro que están en pareja. Y los datos nos indican que, cuando eso sucede, 8 de cada 10 sufren maltrato por parte de su pareja.

Además, a ellas también les puede costar identificarlo o reconocerlo, bien porque piensan que no se las va a creer (lo cual sucede); bien porque presentan una importante dependencia emocional, económica y de funcionamiento hacia su pareja; y, fundamentalmente, porque su maltratador se ha encargado de asegurarles que sin él no son nada.

  1. ¿Crees que los profesionales de salud mental están preparados para detectar y abordar este tipo violencia?

Creo que quienes trabajamos en la red psicosocial cada vez lo vamos estando más, o por lo menos estamos trabajando mucho para que así sea, con campañas de sensibilización y formación interna, pero todavía sigue quedando mucho. Y este no es un avance generalizado en la atención a la salud mental. Considero que en el sector de la psiquiatría, aún está pendiente la incorporación de la perspectiva de género.

  1. Desde tu experiencia, ¿qué medidas son necesarias para proteger a las mujeres con trastorno mental grave de la violencia de género?

Con relación a lo que acabo de comentar, la primera sería la formación en violencia de género de quienes trabajamos en salud mental. También la sensibilización y formación del resto de actores, como juzgados, fuerzas de seguridad del Estado y la red de violencia de género, sobre qué es el trastorno mental grave y como mejorar la accesibilidad de sus recursos a mujeres de este colectivo para que dejen de ser discriminadas y revictimizadas. No queremos recursos específicos, queremos que se invierta en hacer recursos accesibles y una atención integral.

La segunda medida que pediría es que se creen espacios de coordinación agendados e institucionalizados entre profesionales de las diferentes redes. No se puede permitir que una mujer tenga que contar mil veces lo que le ha pasado o lo que necesita cuando va de un recurso a otro.

  1. ¿Qué cambios te gustaría ver en el futuro en cuanto a la lucha contra este tipo de violencia? 

Uno de los cambios que más deseo y por el que más lucho es por el cese de la discriminación de las mujeres con un problema psiquiátrico en el acceso a los recursos de la red de violencia de género. Creo que nos vamos acercando, pues cada vez nos vamos encontrando más profesionales de ambas temáticas en diferentes foros, y queremos trabajar por ello y a acompañarnos en ese trabajo. Solo falta que los políticos lo cumplan en el papel.

También, me gustaría que cuando se hable de violencia de género dejemos de poner el foco en la víctima y se ponga la mirada en los agresores y en la respuesta del entorno, que suele ser de silencio y también de vergüenza.

En definitiva, me encantaría ver que el estigma del maltrato deje de llevarlo la mujer y lo lleve el hombre maltratador.


El próximo 18 de marzo organizamos la I Jornada Violencia en la Mujer con Especial Vulnerabilidad, centrada en la violencia a la que se enfrentan mujeres con problemas de salud mental, mujeres con discapacidad o mujeres mayores. La jornada tendrá lugar en Fundació Hospitalàries Barcelona y se podrá seguir también en directo a través de nuestro canal de YouTube. Las inscripciones pueden realizarse hasta el 17 de marzo en este link.

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